Introducción
La
historia de la química está unida al desarrollo del hombre ya que considera
desde las transformaciones de materias y las teorías correspondientes. A menudo
la historia de la química se relaciona íntimamente con la historia de los
químicos y según la nacionalidad o tendencia política del autor resalta en
mayor o menor medida los logros hechos en un determinado campo o por una
determinada nación. El principio del dominio de la química coincide con el
principio del hombre moderno es el dominio del fuego. Hay indicios que hace más
de 500.000 años en tiempos del homo erectus algunas tribus consiguieron este
logro que aún hoy es una de las tecnologías más importantes, que permitía la
preparación de comida cocida.
Las
primeras civilizaciones, como los egipcios y los babilónicos, concentraron un
conocimiento práctico en lo que concierne a las artes relacionadas con la
metalurgia, cerámica y tintes, sin embargo, no desarrollaron teorías complejas
sobre sus observaciones.
Historia
Las
sociedades antiguas usaban un reducido número de transformaciones químicas
naturales como las fermentaciones del vino, la cerveza o la leche. También
conocían la transformación del alcohol en vinagre, que usaban como conservante
y condimento. Las pieles se curtían y blanqueaban sumergiéndolas en orina
añeja. Alrededor del 2800 a. C.
En la
Grecia Clásica alrededor del 420 a. C. Empédocles afirmó que toda la materia
estaba formada por cuatro sustancias elementales: tierra, fuego, aire y agua.
La
alquimia se define como la búsqueda hermética de la piedra filosofal (una
sustancia legendaria capaz de transmutar los metales en oro o de otorgar la
inmortalidad y la omnisciencia), cuyo estudio estaba impregnado de misticismo
simbólico y era muy diferente de la ciencia moderna. Los alquimistas trabajaban
para hacer transformaciones a nivel esotérico (espiritual) y exotérico
(práctico).
En el
siglo XVIII se multiplicaron los descubrimientos de nuevos elementos, gracias
al cambio en los métodos de investigación. Un hecho sin precedentes desde la
antigüedad, ya que en los dos milenios anteriores se habían descubierto solo
cinco (arsénico, antimonio, zinc, bismuto y fósforo).
Alrededor
de 1735 el químico sueco Georg Brandt analizó un pigmento azul oscuro
encontrado en la mena del cobre descubriendo lo que posteriormente conoceríamos
como cobalto. En 1748 el español Antonio de Ulloa publicó la descripción de un
nuevo metal, el platino. En 1751 un discípulo de Stahl, Axel Fredrik Cronstedt,
identificó en una impureza del mineral del cobre otro nuevo metal, el níquel. A
Cronstedt se le considera uno de los fundadores de la mineralogía moderna. En
1766 el químico inglés Henry Cavendish aisló el hidrógeno, al que llamó «Aire
Inflamable».
La
obra de Lavoisier Traité Élémentaire de Chimie (Tratado elemental de química,
1789) fue el primer libro de texto de la química moderna, y presentaba un punto
de vista unificado de las nuevas teorías químicas, contenía una declaración
clara de la ley de conservación de la masa, y negaba la existencia del
flogisto. Además, presentaba una lista de elementos, o sustancias que no podían
descomponerse, que incluía al oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno, el fósforo,
el mercurio, el zinc y el azufre. Sin embargo, en su lista también se incluía
la luz y el calórico, que él creía que eran sustancias materiales. En la obra
Lavoisier remarcó que la observación era la base de su química.
La
ciencia química surge en el siglo XVII a partir de los estudios de alquimia
populares entre muchos de los científicos de la época. Se considera que los
principios básicos de la química se recogen por primera vez en la obra del
científico británico Robert Boyle: The Skeptical Chymist (1661).
La
química como tal comienza sus andares un siglo más tarde con los trabajos del
francés Antoine Lavoisier y sus descubrimientos del oxígeno, la ley de
conservación de masa y la refutación de la teoría del flogisto como teoría de
la combustión.
Avogadro razonó que los gases corrientes no estaban formados por átomos
solitarios sino por moléculas que contenían dos o más átomos (que era el origen
de los distintos pesos atómicos registrados).
Así
Avogadro fue capaz de resolver el problema con el que se habían topado Dalton y
otros cuando Gay-Lussac reportó que por encima de los 100 °C el volumen del
vapor de agua era dos veces el volumen del oxígeno usado para formarla. Según
Avogadro la molécula de oxígeno se dividía en dos átomos para formar el agua.
En
1897, Joseph John Thomson descubrió el electrón, usando un tubo de rayos
catódicos. En 1898 Wilhelm Wien demostró que los rayos canales (una corriente
de iones positivos) podían desviarse por los campos magnéticos, y que la desviación
era proporcional a su relación masa carga. Este descubrimiento además de ayudar
a conocer la estructura del núcleo de los átomos sería la base para desarrollar
la técnica de análisis químico denominada espectrometría de masas.
En los
años siguientes se fueron acumulando progresos con los trabajos de Edward Teller,
Friedrich Hund, Robert S. Mulliken, Max Born, J. Robert Oppenheimer, Linus Pauling,
Erich Hückel, Douglas Hartree, Vladimir Aleksandrovich Fock, entre otros, que dilucidaron
que las propiedades químicas estaban determinadas por las estructuras electrónicas
de los átomos y sus compuestos.
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